La lectura habla primero sobre qué se debería hacer acerca de casos donde se pregunta si es necesario o por lo menos lógico mantener la vida de un infante a que el resto de su vida pueda llegar a ser muy dolorosa.
El principal ejecutor es la ley, donde se ha escrito sobre ella y si la vida de un ser pequeño o neonato no tenía la calidad promedio o si ésta estaba llena de dolor y así lo más accesible sería terminar con su vida de una manera piadosa y así evitarle más sufrimiento.
Menciona 3 términos de forma e vida que como menciona la lectura, son muy diferentes, aunque no, y que no deben ser entrelazados sus significados.
Para entender las decisiones de la ley que se uso en un caso de 1990 sobre la vida de un menor de edad, se definió primero la diferencia entre "vivir" como forma de supervivencia física y "vivir bien" como una vida propiamente de los humanos. Además de aclarar que personas con otros males como un estado vegetativo o una enfermedad degenerativa también necesitan una calidad de vida aceptable y no diferente entre éstas. Tampoco se pueden establecer medidas en la felicidad, pues se podría decir que una persona es más feliz que la otra, pero no se puede decir que lo que la hace una persona es igual de feliz que lo que hacen 2 personas. De ahí derivan dos sentidos sobre la calidad de vida: El primero es entendido como un concepto perteneciente a la calidad de vida biológica y médica. El segundo concepto es uno referente a la calidad de vida o moral dando un enfoque personal. Perfectamente puede verse que la calidad de una vida biológica es por lo que se esté atravesando y por como están siendo tratados esas circunstancias. Se da la conclusión de que se puede dar una forma de vida "Terrible" en un ámbito biológico pero puede ser sobrellevado de una manera feliz, como una enfermedad terminal, pero en estado moral "malo" no podría ayudar en un estado biológico aceptable.
También se menciona que cuando un infante atraviesa por un estado terminal, su calidad de vida será tratado de una manera biológica, pero es más atendida la idea si la supervivencia del niño es aceptable, la cual da como resultado que el concepto que debe tomarse es el de si la vida del niño pueede tener un motivo significativamente moral.
Como conclusión nos enfocamos a los doctores, al pensar en la sensibilidad de la autonomía del paciente y claro está, como ya se había mencionado, que debería ser mejor si el personal fuera más dedicado a ayudar a cómo morir, pero jamás considerarse sus ayudantes sino como un personaje exterior de su vida, sin importar si el paciente logra ser competente o no.
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